Antes de entrar en el plan del fin de semana, quizá debamos contarte un par de cosas sobre nuestra elección de Millau. Para quienes no la conozcan, Millau es la región del Aligot (un plato de queso mezclado con puré de patatas) y del queso roquefort. Además de estas especialidades gastronómicas, la región es conocida por su gran atractivo natural, perfecto para practicar deportes al aire libre. Aveyron es un verdadero paraíso para los parapentistas y escaladores, y también un terreno de juego excepcional para los aficionados al MTB.

El menú del fin de semana
Este tipo de aventura es como cocinar una receta, necesitamos todos los ingredientes adecuados para preparar un plato sabroso: un buen lugar, buenas bicicletas, un buen recorrido, un buen ambiente y como extra una buena comida. Ya tenemos todos los ingredientes, sin duda, ¡es hora de ponerse manos a la obra!

El programa de dos días recorrió algunos de los mejores senderos de la zona. A primera hora de la mañana, la temperatura ya era de 25 grados, huelga decir que el día se presentaba caluroso, y nosotros también, ya que estamos acostumbrados a los climas más frescos de los Vosgos.

Aparcamos en la llanura del Larzac antes de descender a las Gargantas del Dourbie en dirección a Roque-Sainte-Marguerite. Lo bueno de una e-bike es que puedes pedalear a cualquier parte, lo que es una verdadera ventaja cuando no hay autobús y tienes una serie de subidas y bajadas sin final. Después de un buen recorrido por la mañana, es hora de un breve descanso. El grupo se detuvo en el pueblo para comer otra especialidad local. A medio camino entre una tortilla y un crepe, el pascade es el plato ideal para volver a la carga.

¡Y llega el momento de empezar otra ruta! Al principio de la tarde había un sol abrasador, aprovechamos una corta travesía en canoa para darnos un chapuzón rápido antes de dar por terminado el día, y qué día tan increíble.

Por la noche decidimos acampar en lo alto. Una comida entre amigos con buenos productos locales y una increíble vista de las estrellas; si eso no es un hotel con muchas estrellas, ¿qué es?

La temperatura ha bajado, el cansancio del día empieza a notarse, nos metemos en la tienda de campaña para tener las pilas recargadas mañana.

El segundo día es igual de espectacular. Vamos a pedalear por el Causse Noir atravesando el Chaos de Montpellier-le-Vieux, este extraordinario conjunto de rocas calcáreas que el agua de la lluvia carga de ácido carbónico al entrar en contacto con el aire, y que ha ido modelando a lo largo de los siglos. Corentin y Gaëlle están deslumbrados por lo que ven, podrían estar en una película del Oeste.

Al final de la tarde, terminamos con el famoso descenso de Boundoulaou, recorrido por los mejores ciclistas de montaña del mundo durante la Enduro World Series en Millau. Hacemos una última parada para contemplar la impresionante vista del viaducto y el fin de semana ya ha terminado.

La ruta de vuelta a casa es la parte más difícil, el tráfico aparece en rojo por los atascos y, sobre todo, ¡preferiríamos quedarnos un poco más para rodar por estos senderos! El ciclismo en esta región es una verdadera desconexión, la naturaleza está en estado salvaje, pero bien preservada. Descubrimos paisajes muy diferentes de los que estamos acostumbrados. Es la receta ideal para rodar, con singletracks, bermas en abundancia, tramos rocosos técnicos pero también partes rápidas y fluidas… ¡todo lo necesario para quedar completamente satisfecho! Una cosa es segura, volveremos para nuestras vacaciones 😉